El Gran San Blas, con sus cualidades urbanísticas y su identidad rotunda, constituye un manifiesto local del idealismo racionalista moderno. Con 60 años de perspectiva, la plaza completa el proyecto original y lo actualiza. A la necesaria construcción de escenarios para la vida cívica se suma el funcionamiento ambiental organizando agua y sombras, esenciales en nuestra cultura de lo público al aire libre.